Posiblemente, hayas escuchado acerca de los derechos de los niños y niñas en diversos espacios o medios de comunicación, y también hayas oído comentarios en torno a ellos, algunos positivos y otros no tanto. A lo largo de mi experiencia trabajando por y para los niños, los juicios negativos que he encontrado recurrentemente son: “Ahora los niños son insoportables porque salen con que tienen derechos” o bien, una forma alternativa de la misma perspectiva es enunciada de la siguiente manera: “Ni les hables de sus derechos, porque luego se ponen a exigirlos”.
En ese sentido, me gustaría que el presente texto fuera una modesta contribución a mejorar nuestra información al respecto de los derechos de niños y niñas para que, de esa forma, podamos avanzar en la manera en la cual nos relacionamos con ellos a partir de dicho enfoque. Para ello, les propongo me acompañen en un recorrido que nos permita realizar un brevísimo recuento sobre la historia de los derechos de la niñez, así como aproximarnos a información de la situación de niños, niñas y adolescentes en México, para que finalmente, esbocemos algunos elementos que nos permitan poner en práctica responsabilidades mutuas en nuestra vida cotidiana. ¿Me acompañan?
Los derechos de la niñez
En primer lugar será importante que aclaremos qué entendemos por niños, en nuestro país se recupera la definición contemplada en la Convención de los Derechos del Niño (1989) según la cual los niños son todas aquéllas personas que aún no han cumplido los dieciocho años de edad, a menos que la legislación de su país señale algo diferente. Como imaginaremos, ese rango de edad es muy amplio y contempla momentos tan distintos como son la primera infancia así como la adolescencia; sin embargo, al tratarse de una convención de derechos lo que debemos tener presente es que se trata de un marco que busca asegurar derechos mínimos a dichos actores y no necesariamente dar cuenta de la complejidad del proceso de desarrollo que tiene lugar dentro de ese momento de la vida.
La niñez en México
Una de las contribuciones cruciales de la proclamación de la CDN consiste en concebir a los niños y niñas como sujetos de derecho y no meramente como “alguien que debe ser protegido”.
De acuerdo con la información proporcionada por el INEGI en 2013, en México la población de 0 a 17 años estaba conformada por 39.2 millones de niños, niñas y adolescentes, lo cual representa el 35% de la población de nuestro país. Del total de la misma el 53.8% se encuentra en condiciones de pobreza, además tres de cada cuatro padece alguna carencia social y uno de cada cuatro presenta tres o más carencias sociales (CONEVAL-UNICEF, 2013: 9-10). El tema de la pobreza infantil constituye una condición especialmente grave debido a que es considerada permanente en razón de las dificultades que se enfrentan para lograr revertirla.
Quisiera finalmente invitarlos a conocer más acerca de este tema, así como a fomentar el intercambio de opiniones con su círculo más cercano para familiarizarnos acerca de los retos que tenemos al respecto de los derechos de la niñez.
Ah, pero aún más, los invito a conversar con niños y niñas de distintas edades y a escucharlos atentamente acerca de lo que piensan, sueñan o temen y después de eso, pensemos nuevamente que los derechos de los niños lo son de la sociedad entera y su conocimiento así como su ejercicio nos permitirá vivir en un mundo mucho mejor sin importar nuestra edad.