Romper la ilusión
noviembre 2 2019

Romper la ilusión

Romper la ilusión de la separación… cuerpo y alma son la unidad.

¿Quién soy?, ¿por qué soy?, ¿quién me creó?, ¿qué propósito tengo aquí? Esas y muchas otras preguntas vuelan sin reposo dentro de nuestra mente sin poder aterrizar, a veces aceptamos sin poner en duda lo que nos imponen y lo insertamos en nuestra mente como una ley irrefutable, negando a todo un universo de infinitas posibilidades que en muchas ocasiones son más lógicas y esclarecedoras a la mente y al espíritu. Sin embargo quizá debamos de vivir el aquí y ahora, “el eterno presente” para poder comprender y encontrar éstas respuestas con base en la experiencia, después de todo y como sea, aquí estamos.

Para que el hombre pueda tener una vida llena de significado, debe tener un cuerpo, pues nada en esta existencia se podría experimentar sin él (gracias a los sentidos); lo que implica que el cuerpo debe de tener un propósito más allá de servirnos para satisfacer las necesidades básicas, posiblemente ese propósito vetado por muchos sea ser vehículo para llegar al conocimiento pleno y evolucionar a nivel de la consciencia, como un botiquín para resucitar el alma.

El ritmo de vida actual, la nueva sociedad y el sistema en el cual nos encontramos, que está más apegado al ego y al materialismo, en ocasiones nos obliga a crear una separación entre cuerpo y alma que con el paso del tiempo se convierte en una terrible realidad y nos hace dejar en el olvido totalmente al ser espiritual que por naturaleza somos, siendo que debería de existir una retroalimentación constante de ambas pues cuerpo y alma son una unidad y no realidades separadas. Actualmente, el concepto que tenemos con respecto al “alma” es muy escueto, limitándola solamente a un concepto religioso y alejándolo de su primera y auténtica realidad que es infinitamente poderosa y divina.

En distintas culturas a lo ancho del mundo y a lo largo de siglos “alma” ha tenido varios significados; es la fuente de vida, la chispa que anima a la materia muerta, crea la mente y las emociones, el alma es la base de la experiencia. Podemos llegar a la conclusión de que no se puede tener cuerpo sin alma, todo lo que hace el alma se traduce en procesos del cuerpo, emociones y sentimientos que se crean mediante procesos químico-eléctricos corporales, somos almas hechas carne.

No hay razón para privar al cuerpo del amor y la belleza, nuestra esencia divina se proyecta para experimentar el mismo éxtasis que los santos y sabios iluminados de la antigüedad y cuando lo hagamos nuestras células y átomos se unirán elevándose a tal experimentación. La vida deberíamos vivirla de manera plena y no a medias, generalmente las personas no dejan de luchar contra problemas físicos y mentales ignorando en la mayoría de los casos que la causa es precisamente la ruptura del alma con el cuerpo. Una rasgadura que le hacemos a nuestra esencia.