Maternidad en centros de asistencia social

“El nombre de madre social mezcla maternidad con el hecho de que las mujeres reciben salarios para ejercer cuidados maternales. Si, por un lado, la expresión evoca, en primer plano, a la figura de la madre y familia, la segunda la coloca fuera, en cierto sentido, de la esfera doméstica. Es madre, pero de mucha gente, de personas de diferentes orígenes, sin lazos previos. Además, cumple una función que es social, la de cuidar y proteger a aquellos que se encuentran en una situación especial por su condición.”[1]

Los motivos por los que las mujeres ejercen esta profesión son muy diversos, sus historias de vida las llevan a convertirse en un referente afectivo de niños que no tienen o perdieron el cuidado familiar, dicho en esas palabras puede sonar algo frío, sin embargo es una realidad que miles de niños viven en nuestro país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estas son las cifras:

• Más de 33 mil niños y niñas viven en instituciones sin el cuidado de una familia. De ellos, el 73% viven en centros para menores de edad.
• México ocupa el segundo lugar en América Latina en cantidad de niños huérfanos, con cerca de 1.6 millones de expedientes.

Si bien, el título profesional que recibe una madre social es el de cuidadora, porque después de todo es un empleo en el que percibe una remuneración económica, debe hacer hincapié que ello implica asumir la responsabilidad de convertirse en madre, sí, porque son mujeres que educan, cuidan, guía, aconsejan, protegen y quieren a los niños que tienen bajo su cuidado.

Las exigencias que conlleva esta profesión son muchas, requieren de una forma de atención específica y especial para los niños, principalmente por la historia que cada uno de ellos tiene. En su mayoría los niños que viven en centros de asistencia social han experimentado violencia y abandono, esto conlleva en ocasiones a que a las madres sociales estén ahí para apoyarlos y contenerlos emocionalmente, lo que termina construyendo un vínculo de confianza y empatía, donde cuidadoras y niños pueden fortalecer sus lazos afectivos.

La línea de acción profesional de una madre social en el proceso de atención se centra principalmente en dos áreas básicas: Cultivar relaciones que propicien el desarrollo del niño con cualquier participante del proceso y ofrecerle al niño un entorno en el que se fomente el aprendizaje. [2]

La maternidad social en Centros de Asistencia Social significa construir un hogar donde los niños se sientan seguros, protegidos y queridos, y sus derechos básicos como educación, salud, alimentación, vestido y calzado se les garanticen. No es solo asumir responsabilidades impuestas, sino crear un vínculo familiar a través de la convivencia del día a día.

-“La palabra “social” solo es parte del título, porque para los ojos de mi familia, amigos y de mis hijos, yo soy mamá y así me siento después de cuidar a 18 niños y adolescentes.

Mi rol de mamá es de 24 horas y de siete días a la semana; los llevo a la escuela, voy de compras, preparo la comida, los cuido cuando están enfermos, los ayudo con sus tareas, les llamo la atención, los aconsejo, los consiento, los quiero y tenemos conflictos como cualquier otra familia. Algunas veces he hecho una retrospectiva de todo lo que he vivido en este tiempo y me siento feliz, porque ser mamá social me cambió la vida.”-  expresa Lupita, quien ejerce una maternidad social como Cuidadora SOS en Aldeas Infantiles SOS México.

Ser madre social conlleva a ejercer una profesión, pero al mismo tiempo es una decisión de vida al asumir el compromiso de ser una figura materna para los niños, y que muchas veces, son el único referente familiar con el que ellos pueden contar y esto marca una diferencia en la vida de quienes crecen en modelos alternativos de cuidado o centros de asistencia social.