mayo 30 2019
Niñas, niños y adolescentes migrantes
México es un país de origen y de tránsito de migrantes y de retorno de los mismos. Además cada vez hay más personas refugiadas que huyen por la violencia, persecución y conflictos armados en sus países.
De acuerdo con cifras de las Naciones Unidas, en 2018 31,717 niños, niñas y adolescentes extranjeros acompañados y no acompañados fueron registrados en las estaciones migratorias del Instituto Nacional de Migración (INM). Un 97% de ellos provenían de países como Guatemala, Honduras y El Salvador.
Año con año, miles de niños y adolescentes salen de sus países para huir de la violencia y los abusos ejercidos por las pandillas, e incluso de la que viven en sus hogares, buscando mejores oportunidades para su presente y futuro o simplemente deseando reencontrarse con sus familiares.
Por viajar solos se enfrentan a diversos riesgos como ser reclutados por el crimen organizado, caer víctimas de trata, ser explotados y violentados. Es así como estos niños, niñas y adolescentes están expuestos a una doble vulnerabilidad; por su condición de migrantes no documentados y por ser menores de edad.
La migración vulnera muchos derechos de los niños, niñas y adolescentes. Es bien sabido que en años pasados, los padres de familia tenían que salir de sus hogares para buscar un mejor nivel de vida, después las mujeres tuvieron que hacer lo mismo, lo que ha conllevado a la desintegración familiar.
Es así como miles de niños migrantes crecen sin su derecho a vivir en familia, aunado a eso se debe considerar que un gran porcentaje de ellos no disfrutan de derechos básicos como su derecho a la alimentación, a la salud, a la educación, entre otros.
Durante el período de 2012 a 2018 se tiene el registro de 138,000 niños y niñas detenidos. De ellos casi 73,000 estaban acompañados, mientras que los otros 65,000 viajaban solos.
Cuando detienen a un niño o adolescente migrante es trasladado a una estación migratoria o a un albergue improvisado, donde las condiciones no son óptimas para su recuperación física, mental y emocional, ya que no hay espacios donde se realicen actividades educativas y recreativas para los niños, niñas y adolescentes.
En el país existen centros de cuidados alternativos, sin embargo no son suficientes, por ello, es importante que el Estado mexicano fortalezca estos espacios para evitar que los niños y adolescentes migrantes sufran las consecuencias.
Porque no importa el origen de un niño o adolescente, sus derechos deben ser respetados en cualquier país en el que se encuentren, porque ellos también tienen sueños, quieren estudiar y tener una vida plena.