Por: Ana Isabel Guadarrama – abril 24 2025

Elvira es una Cuidadora SOS que brinda amor, cuidado y enseñanzas a las niñas y niños en la Aldea Infantil SOS Tuxtla. Tras casi una década de servicio se ha ganado el respeto y la admiración de todos aquellos niños que han estado bajo su cuidado. “Mi misión en este mundo, es servir a los demás. Y mientras goce de salud, aquí estaré con mis niños”. comenta emocionada Elvira.

Su vocación por servir inició desde muy joven, ella deseaba ser enfermera. Pero, la situación económica de ese momento no le permitió hacer realidad su sueño; sin embargo, aprendió los conocimientos básicos de enfermería al atender y cuidar a personas mayores. Su último trabajo antes de llegar a la Aldea, fue con un sacerdote en donde apoyaban a jóvenes de escasos recursos.

Elvira es madre de tres jóvenes los cuales son su fuerza e inspiración. Al separarse de su esposo, ella tuvo que trabajar arduamente para que sus hijos terminaran una carrera profesional. Fue en junio de 2014, cuando vi un letrero que decía: “Se solicita: Mamá SOS.” Elvira sintió muchísima curiosidad por ese trabajo, aunado a sus ganas de salir adelante y que sus hijos continuaran con sus estudios, de inmediato comenzó los trámites para obtener ese empleo, que logró cambiarle la vida a ella y a todos los niños, adolescentes y jóvenes que han estado bajo su cuidado.

Aunque este nuevo trabajo implicó dejar a sus hijos y su hogar, Elvira no lo dudo y tomada de la mano de cada uno de ellos continuó con el proceso. Cuando recibió la noticia de que había obtenido el empleo se sintió muy feliz y agradecida, porque esa nueva oportunidad, le permitiría darles un mejor futuro a sus hijos.

En ese entonces, ella quedó a cargo de una casa con más de ocho niños. “Enfrente mi primer reto, pues tenía a mi cargo a muchos niños, algunos de ellos tenían discapacidad leve, moderada y severa. ¡Pero, no me asusté, al contrario, sabía que este era mi lugar!”.

Llena de fe y esperanza comenzó a formar a niños y niñas más independientes, les enseñó a valerse por sí mismos y a enfrentar el mundo. Elvira tiene muchas historias que contar, y recuerda a la perfección, aquella ocasión en la que luchó, para que una de las niñas que estaba bajo su cuidado obtuviera atención médica en otro país, y su esperanza de vida fuera más larga.

Actualmente, está a cargo de los niños más pequeños de la Aldea, ella comenta que son un gran desafío, porque siempre debe buscar estrategias para que ellos muestren avances en todo sentido. Al mismo tiempo, las niñas y niños reconocen su gran labor con diversos detalles. “Tengo montones de cartas y dedicatorias que los niños me escriben: ¡Tú sí sabes ser tía! ¡Tú si me escuchas!” Le dicen en las cartas que guarda con mucho cariño. Cada vez que las lee, se conmueve, porque sabe que esa es la forma en la que ellos le demuestran cuánto la quieren.

El tiempo ha seguido su marcha y Elvira ha comenzado a cosechar lo que un día sembró… Actualmente, sus hijos la llenan de orgullo, satisfacción y alegrías, porque se convirtieron en docentes de educación primaria. Son su principal inspiración: “Aún me siguen apoyando para estar con los niños de la Aldea. Ellos con su amor, paciencia y compresión hicieron la distancia más corta y liviana”. 

Ella no cambia por nada del mundo, el estar con sus hijos los fines de semana y disfrutar con ellos del campo, en el que visita también a sus animalitos. Elvira es sin duda un ejemplo a seguir, una inspiración y un ser de luz que sigue transformando vidas. Y como bien dice ella: “Todo se debe hacer con amor”