Tal es el caso de Pablo, un niño de 10 años que no lograba comunicarse y al que apenas hace 4 años le detectaron un problema severo de lenguaje. Ante la situación, él se sentía desesperado, a veces optaba por tratar de no hablar o al contrario intentaba hablar más y más rápido, pero con ello sólo lograba tartamudear y generarse mucha ansiedad.
La especialista en problemas de aprendizaje Gloria, quien trabaja desde 4 años en la aldea, comentó que si no se le atendía a tiempo, Pablo podría tener serios problemas escolares y fue entonces cuando lo llevaron a un Centro de Educación Especial para iniciar su terapia de lenguaje, sin embargo la institución pública tenía mucha demanda y lo suspendieron para atender a otros niños, razón por la que no se notó un gran avance.
Para la Facilitadora Familiar Claudia fue muy difícil encontrar ayuda, ya que la mayoría de los especialistas se encuentran trabajando para la Secretaría de Educación del Estado y es complicado que puedan trabajar externamente. Afortunadamente se encontró a Araceli, una especialista en lenguaje con mucha experiencia que diseña sus propios instrumentos y métodos para ayudar a los niños.
Araceli le diagnosticó a Pablo un retraso fonético importante, es decir una incapacidad para pronunciar correctamente los sonidos del habla según su edad y desarrollo. Él tenía problemas con las letras b, l, d y k, por lo que las sustituía por otras letras. Además la letra c la distorsionaba y se le dificultaba la pronunciación de las letras s, x, j, r y rr.
El 6 de octubre, Pablo inició un tratamiento de 67 terapias que terminó el 9 de mayo del presente año, y la buena noticia es que fue dado de alta, lo cual lo tiene muy feliz, pues ya puede comunicarse con los demás niños y en cualquier evento en el que desee hablar y cantar.
Durante este tiempo, hubo un periodo en el que se suspendió su tratamiento por la falta de recursos económicos. De hecho de los 11 niños diagnosticados con problemas de lenguaje, sólo los tres casos más severos pudieron recibir tratamiento; y ahora que Pablo ya fue dado de alta, otro niño tomará su lugar.
-“Antes hablaba mal, porque tenía problemas para decir mi nombre, antes decía Pabo y ahora ya digo Pablo, ahora ya no se burlan de mí, porque ya hablo bien, estoy muy contento porque ya me dieron mi diploma”- expresó.
Pablo no hubiera avanzado, ni hubiera ganado seguridad y bienestar personal, si no hubiera tenido el apoyo de las tías SOS y los colaboradores de la aldea que lo ayudaron a repasar cada una de sus lecciones.
-“Me fascina verle la carita de felicidad, y aunque tiene paladar ojival (paladas más alto de lo normal) ya no se desespera porque ahora ya le entienden, en la escuela todo le sale bien; no tiene problemas de memoria, comprensión, razonamiento lógico, ni de vocabulario, lo único era el lenguaje, el tratamiento lo fortaleció emocionalmente, se observa más competente y seguro”- comentó Claudia, Facilitadora Familiar.
En ocasiones, cuando expresamos una importante noticia o cuando decimos lo que sentimos o pensamos, hablamos de una manera tan automática que no ponemos atención a la dificultad que puede presentar el pronunciar palabras, pero si prestamos atención y nos damos cuenta de lo importante que es detectar a tiempo los trastornos del lenguaje, los niños se expresarán correctamente, mejorarán su autoestima y podrán tener un mejor desarrollo.