noviembre 2 2019

Salvemos la playa

18/10/2014. Tijuana B.C.- En el mes de septiembre, la Asociación Civil, Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental A.C., quienes promueven el desarrollo institucional y políticas ambientales a nivel local, lanzaron la convocatoria “Salvemos la playa”, las cosas que valen la pena en la vida no son desechables”.

“La basura viaja y no importa si estás en tierra firme o en el agua. El océano siempre va corriente abajo, el océano nos brinda los alimentos que ingerimos, el aire que respiramos y el agua que tomamos. La basura en el océano es un problema mundial, pero tiene soluciones locales. ¡Sé parte de la solución!”, bajo esta frase impáctate, hizo que toda la comunidad de la Aldea Infantil SOS de Tijuana se uniera a este proyecto.
 
Sarahí, la Acompañante Juvenil, junto con adolescentes de la Aldea se dieron cita muy temprano en las playas de Tijuana para apoyar esta noble labor. Al llegar al lugar de registro se les entregó una hoja, en la que anotarían los diferentes tipos de basura que encontrarían y debían levantar.
 
La actividad fue gratificante, ya que en grupos recolectaban diferentes tipos de residuos que encontraban alrededor del mar. Conforme avanzaba la mañana, las jóvenes se mostraban contentas, pero también surgían dudas, como Lupita quien preguntaba -“¿por qué si todos disfrutamos de la playa, las personas vienen a ensuciarla?” “¿por qué si traen a pasear a sus mascotas a la playa, no recogen sus heces?”-.
 
En la colecta lo que más se juntó fueron colillas de cigarro, seguido de botes de plástico y envolturas de botanas. En periodo vacacional es cuando más basura se observa a lo largo de la playa; de hecho, Mayra encontró una silla a la que le faltaba una pata, pero sin dudarlo ni un segundo ella se la llevó jalando hasta el lugar donde tenían toda la basura.
 
Las adolescentes se mostraron activas, entusiasmadas y sorprendidas, pues también observaron diferentes actividades que se realizaban, como murales, personas surfeando, haciendo ejercicio como zumba y yoga y algunas más estaban acampando. Comentan que les pareció muy gracioso encontrar un lugar que parecía ser el hogar de alguien, pues era una casita improvisada por arbustos y adentro había objetos personales como ropa, zapatos y una biblia.
 
Al finalizar la jornada, las adolescentes regresaron para pesar la basura que juntaron y quedaron sorprendidas de la gran cantidad de desechos recolectados entre todos.
 
Sarahí les invitó una rica rebanada de pizza y durante la comida platicaban de todo lo ocurrido y lo divertido que fue aportar algo a la comunidad, hicieron conciencia del mal que podemos hacerle al medio ambiente y, lo más importante, que al hacer un bien a la humanidad se puede vivir en un mundo mejor.