Una vida rodeada de amor

Desafortunadamente, Fabiola no pudo permanecer junto a su mamá biológica, porque ella presentaba problemas de salud irreversibles que ponían en riesgo el bienestar de su hija, y no existía ningún otro familiar que asumiera el cuidado de ella, fue así como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) optó porque Fabiola viviera en la Aldea de Tuxtla.

Ahí la recibió Esmeralda, quien instantáneamente la tomó entre sus brazos y así nació el vínculo que las une desde hace 12 años.

Cuando tenía 40 días de nacida, Fabiola tuvo dos cirugías, pues nació con labio leporino y paladar hendido, lo que complicaba su alimentación. Las cirugías fueron un éxito y su recuperación también fue favorable, comenzó a alimentarse con el biberón y conforme creció tuvo preferencia por las uvas verdes y el yogurt de fresa, dos de sus alimentos favoritos.

Fabiola asistió al preescolar en una escuela de educación especial, debido a la dificultad que presentaba al hablar, además quería ir al mismo lugar donde estudiaban los otros niños que vivían en la Aldea, a partir de entonces comenzó a tomar terapia, en la que a través de juegos, libros, objetos e imágenes, estimulaban su habla y la comprensión del lenguaje.

La educación primaria la cursó en una escuela regular, aunque los primeros dos años fueron muy difíciles, porque la profesora aconsejaba que Fabiola regresara a clases de educación especial a causa de su problema de lenguaje, ante esta situación, Esmeralda decidió cambiarla de escuela, porque confiaba en que Fabiola tenía las mismas capacidades y habilidades para asistir a una escuela regular.

Hace unos días concluyó el sexto año de primaria con 8.6 de promedio, sus calificaciones fueron buenas y en cada obstáculo que se le presentó, tuvo a su lado a Esmeralda que la alentó a seguir adelante.

Uno de los momentos más tristes para Fabiola fue separarse de Esmeralda, pues ella decidió dejar de laborar en la organización por cuestiones personales, sin embargo, el lazo que las une desde hace 12 años es imposible de romper, pues constantemente se ven y siguen construyendo su relación de mamá e hija.

Fabiola se caracteriza por ser una niña fuerte y dulce, ha aprendido a reconocer que tiene una sonrisa bonita, porque algo que le causaba mucha vergüenza era su boca, por eso, cada vez que sonreía la cubría, pero hoy es una niña con mayor autoestima, reconoce sus fortalezas y habilidades.

Su familia SOS está conformada por Rosa de 13 años, Estrella de 12 años que tiene discapacidad motriz y Mariana de 14 años de edad que tiene parálisis cerebral, con todas tiene una excelente relación, las protege y cuida mucho, pareciera que eso lo heredó de Esmeralda.

La casa está conformada por mujeres adolescentes, esto les ha permitido ser cómplices en todo, pues su relación se ha construido con base en los intereses que tienen en común, comparten anécdotas y se apoyan las unas a las otras. Fabiola ayuda mucho a Mariana, con las actividades que se le dificultan, además la alienta a esforzarse con los ejercicios que realiza en las terapias.

-“A mí me gusta mucho vivir en la Aldea, porque aquí me siento segura, tengo una familia y conocí a mi mamá, a quien quiero mucho porque siempre me apoya, aunque ella ya no trabaje aquí. Además, aquí cuidan muy bien a los chicos que tienen una discapacidad”- comenta Fabiola.

Aún no sabe que quiere ser de grande, pero lo que sí sabe es que quiere estudiar una carrera universitaria y para ello, seguirá esforzándose para obtener buenas calificaciones durante la secundaria, algo que la tiene muy entusiasmada y nerviosa porque es un nuevo reto que debe afrontar.