Una forma diferente de pensar

Por: Efraín Guzman – Licenciado en Psicología Clínica

En Aldeas Infantiles SOS existe una constante profesionalización de sus colaboradores y una permanente mejora de sus procesos y protocolos de intervención con la finalidad de elevar la calidad de atención de las familias para quienes trabajamos.

En este sentido, las estrategias de intervención están construidas para potenciar el desarrollo individual, familiar, comunitario y organizacional, por lo que son sumamente analizadas con el respaldo de modelos teóricos que más se adecuan.

Uno de los modelos teóricos que más utilizamos para la intervención en familia por ejemplo, es el de la Teoría General de los Sistemas (TGS)[1]. Teoría general de los sistemas. el cual tiene como base un pensamiento filosófico surgido en los años 40 aplicado a la biología y  posteriormente a la cibernética y a la comunicación  que hace énfasis en pensar a un componente como parte de un todo, es decir, no ver la conducta disruptiva de un niño o una niña de forma aislada, sino como parte de un sistema que a su vez forma parte de otros sistemas más complejos como el familiar y social.

La contribución esencial de la TGS es que se cambia el esquema de pensamiento de causa y efecto por el principio de circularidad[2]  que hace referencia a que el efecto se vuelve a su vez la causa y viceversa en constante retroalimentación. Por ejemplo: Una señora menciona que le enoja el hecho de que su esposo ya no es cariñoso además de que se mantiene alejado de ella, no la abraza y no la besa como antes lo hacía. Al preguntarle al esposo por qué no abraza y besa a su esposa, él comenta que desde hace más de medio año ella suele aplicarse mascarillas nocturnas en la cara y le ha pedido que no se acerque para no mancharse, además de que la ha notado de mal humor  por lo que para no hacerla enojar más procura no hacerle conversación.  

Pero entonces ¿qué es un sistema? un sistema[3] es un conjunto de componentes que interactúan entre sí como una familia, una manada, un grupo de órganos vitales etc. Un sistema no está aislado de otros, incluso pertenece a otros sistemas más grandes o complejos. Así cuando algún elemento está teniendo dificultades para funcionar invariablemente afecta a todo el sistema, ya sea porque requiere que este se transforme o se estabilice.

El pensamiento sistémico también está ilustrado en el llamado el efecto mariposa “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el “efecto mariposa”. Pequeñas acciones contribuyen a crear grandes cambios. Esta idea sacada de la Física y de la” idea del caos” puede aplicarse a la psicología. En este sentido, cambiamos la visión de que el niño o la niña tienen un problema y destacamos que la intervención tiene que centrarse contemplando al sistema en su totalidad y generamos mediante la creatividad soluciones circulares que deriven en una transformación o equilibrio del sistema.
 
Por ejemplo: Si un niño o una niña de seis años está orinándose por las noches en la cama pudiera hacer manifiesto su organismo una necesidad de que su sistema familiar se equilibre o se transforme. En este caso los padres se están divorciando y el sistema familiar está a punto de transformarse de forma abrupta, así que el signo o síntoma más que ser un problema es un indicador, cumple una función de unificador. Si los padres hacen sentir al niño que estarán con él independientemente de la decisión, el síntoma dejará de cumplir su función en el sistema y desaparecerá. 

Recuerda que si alguno de tus hijos está mostrando alguna conducta disruptiva o no esperada para su edad o si tu organismo está teniendo alguna manifestación o signo de enfermedad es importante analizar en su totalidad el sistema inmediato porque muy probablemente esté manifestando la necesidad de un equilibrio o de una transformación más allá de ser el problema en sí.