Un refugio para la familia Glendys

Es mediodía y la temperatura es de 35°C, seguro subirá un poco más.

En el parque está una familia hondureña, David tiene 37 años, en su rostro se puede ver la preocupación y desesperación, Glendys tiene 29 años y aunque sonríe, sus ojos se ven tristes.

Ellos son padres de dos niños, el más pequeño tiene 4 años, juega con sus calcetines en medio de la plaza, el sol provoca que le escurran algunas gotas de sudor por su frente.

Anthony, es el hijo mayor, tiene 9 años de edad y está diagnosticado con parálisis cerebral y sufre de constantes convulsiones, las cuales aumentan si no toma su medicamento.

A simple vista podría parecer que es una familia que está dando un paseo por el parque, pero no es así.

Hace unos días decidieron salir de Honduras, dejar su casa y familiares con la esperanza de llegar a México o Estados Unidos, pues David y Glendys desean que sus hijos vivan mejor, principalmente Anthony, quién desde hace algunas semanas no ha recibido atención médica, debido a la huelga que se vive en su país.

-"Mi esposo y yo nos quedamos sin trabajo, con lo poco que ganábamos comprábamos la medicina de Anthony. Salimos de Honduras porque queremos que él pueda ir a un hospital especial donde nos ayuden y también encontrar un trabajo"- dice Glendys, mientras le daba de comer unas galletas a Anthony, que ha logrado balbucear la palabra "hambre".

David tiene entre sus brazos a Andy, su hijo más pequeño al que le da de beber un poco de jugo. El matrimonio está a solo cuatro kilómetros de México, su mayor deseo es poder cruzar y que no los paren, pero saben que eso es imposible, pues, aunque lograrán cruzar la frontera algún retén los detendría.

La familia de David y Glendys, es solo una de miles que buscan llegar a México a solicitar refugio porque sus países están siendo azotados por la violencia y la pobreza es visible en cada una de sus calles; además, la falta de empleo genera que se agoten todos los recursos en sus hogares y a veces la única esperanza es huir a otro país.

Solo quieren tener una mejor calidad de vida, no buscan robar los derechos de nadie más porque ellos también son sujetos de derecho, aunque parece que al cruzar la frontera ya no lo son.

Un refugiado es una persona que se encuentra fuera de su país por temor a ser perseguidos, a causa de la violencia generalizada u otras circunstancias que los hayan perturbado gravemente y que hace que requieran protección internacional.

De acuerdo a la ONU, el Día Mundial del Refugiado es un llamado a la solidaridad, pues millones de personas, en todo el mundo, se han visto obligadas a huir de sus hogares, lo grave es que en su camino se les han negado acceso a derechos básicos como salud, empleo y libertad de movimiento.

Hoy reconocemos la valentía, fuerza y perseverancia de todos los refugiados, pues ha sido el amor por su familia, un factor fundamental para salir de sus países de origen.

 

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