Una infancia triste no determina la vida
noviembre 2 2019

Una infancia triste no determina la vida

30.11.2016. Comitán de Domínguez, Chiapas.- La historia de María, no es muy diferente a la de la mayoría de las niñas pertenecientes a las comunidades indígenas de Chiapas. Y es que ser indígena y pobre, implica que desde antes de su nacimiento, los derechos de los niños y niñas puedan ser vulnerados.

A Carmen, madre de María también le fueron negados múltiples derechos, se comprometió en matrimonio siendo todavía una niña y a la edad de 14 años tuvo a María, la primera de sus ocho hijos. Aunque ella no hubiera querido, dio a luz en casa, puesto que en su Comunidad no hay servicios médicos y los más cercanos están a dos horas de camino.
 
María no fue registrada, ni contó con acta de nacimiento y desafortunadamente, debido a la falta de suministro de agua, a las malas condiciones de la vivienda (piso de tierra, madera y techo de lámina y plástico), ausencia de letrina y a que la cocina de leña estaba dentro de la casa, padeció frecuentemente de enfermedades respiratorias y estomacales en sus primeros años de vida.
 
Además del derecho a la salud, el derecho a recibir una educación también se le negó. A pesar de que ella tenía deseos de estudiar, los usos y costumbres imperantes en su comunidad no lo permitieron, ya que su sistema patriarcal no permite que las niñas sean mandadas a la escuela.

Como muchas de las niñas, adolescentes y mujeres en estos contextos, María también fue sometida a vejaciones y violencias: -”A veces me decían que no servía para nada, que no hacía bien las cosas, que era una tonta, una floja que sólo quería estar de mantenida”-, María también sufrió maltrato físico y psicológico, por lo que pidió apoyo a uno de sus familiares para escapar de su casa.
 
Actualmente, ella vive en la Aldea Infantil SOS de Comitán que se ubica en el Estado de Chiapas, y gracias a eso, su vida ha cambiado enormemente, en un principio se enojaba fácilmente, no podía controlar su temperamento, hacía daño a sus hermanos de casa, le costaba asearse, presentaba mucha necesidad de protección, se mostraba tímida y con dificultad de relacionarse con los demás, tenía múltiples miedos y sentimientos de inferioridad; sin embargo, llegar a una Familia SOS para ella significó vivir en un entorno libre de violencia, donde se le restituyeron sus derechos y se le brindaron los cuidados necesarios para que pudiese desarrollar todo su potencial.

María ha aprendido formas para afrontar las dificultades de su pasado, ahora sabe que ella no fue responsable de la violencia familiar que vivió lo que le ha dado dado seguridad para restablecer su autoestima.
 
En el ámbito escolar, sus ganas de estudiar se reflejaron en sus resultados. Pasó de 3° a 5° de primaria sin pasar por 4°. Esto supuso un gran esfuerzo para ella, sobre todo si consideramos que a los 12 años hablaba poco español.

Hoy es una adolescente alegre, se relaciona adecuadamente, tiene iniciativa y es muy participativa. El año pasado aprendió teatro y su actitud fue destacada por los maestros, al estar pendiente tanto de su desarrollo como en el de sus compañeros con más dificultades.
 
Hace unas semanas comenzó un proceso de revinculación con su familia biológica, cumpliendo así una necesidad y uno de sus derechos, que es volver a ver a sus abuelitos y conocer a sus nuevos hermanos, algo que la ha llenado de alegría.
 
En definitiva, el apoyo de Aldeas Infantiles SOS le devolvió la seguridad, confianza en sí misma, autonomía y su resiliencia, como muy bien expresa el neurólogo, psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik en su libro Los patitos feos:
-“Una infancia infeliz no determina la vida”- y María ha sido un claro ejemplo de ello.
En seguiremos trabajando por el derecho de los niños y niñas a vivir en familia que les brinde el cariño y protección que merecen.
 
Si deseas convertirte en un Amigo SOS y cambiar la vida de un niño o niña, da clic aquí: https://www.aldeasinfantiles.org.mx/amigo-sos-form/dona-ahora