La puerta a un mundo infinito

El Director junto con el Equipo Técnico propuso a las Mamás y Tías SOS la idea de abrir un espacio para que los niños pudieran realizar tareas y distraerse de manera sana, leyendo un libro e intercambiando ideas con los demás niños de la comunidad.
 
La casa nueve se encontraba deshabitada por lo que era el lugar perfecto para instalar ahí la sala de lecturas y el aula de apoyo a tareas. Los niños y niñas ayudaron a limpiar toda la casa, desde barrer, sacudir y limpiar vidrios; por su parte los adolescentes y jóvenes, con ayuda del equipo técnico de la Aldea, pintaron y decoraron las paredes.
 
Cuentos, novelas, enciclopedias y todo tipo de libros fueron donados por CONECULTA (Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas) y el Centro Cultural “Jaime Sabines” para así poder tener una biblioteca completa para todos los niños de la Aldea.
 
Por otro lado, la organización World Vision (organización comprometida con el desarrollo de las comunidades más vulnerables) colaboró con la Aldea para implementar dos programas de apoyo escolar: uno enfocado a fomentar la lectura y otro de asesorías escolares.
 
En la casa fueron habilitados dos espacios más, uno para tareas con material didáctico y papelería, que servirá para que los niños y niñas de la Aldea cumplan con sus deberes escolares, así como una sala para talleres de idiomas y manualidades.
 
-“Me gusta estar con mi profesor aquí porque las paredes tienen colores bonitos y jugamos mucho”-, comparte Rosalinda. Este espacio deshabitado, en donde los niños no se acercaban por temor, paso a ser ahora uno de sus espacios favoritos dentro de la Aldea.